17 Sep
17Sep

Hace ya algún tiempo, la asociación que agrupa a los preparadores físicos del fútbol argentino, emitió un comunicado de prensa repudiando a Angel Cappa, a partir de considerar que el en ese entonces entrenador de River Plate, había minimizado la labor de dichos profesionales en los planteles de fútbol.

“La preparación física no existe”, fue la frase de la discordia. La expresión fue completamente sacada de contexto, o mejor dicho recortada, ya que después de la primera afirmación, seguía otra que decía: “lo que existe es la preparación del jugador”.

A veces no termino de entender, ¿porque en el fútbol argentino se producen debates que ya no tienen lugar a discusión alguna?. Hace tiempo se sabe ya, que el fútbol es un deporte de cooperación-oposición, el cual se da en un espacio común. También es sabido que en estos deportes técnica, táctica, y condición física coexisten constantemente, ya que no existe situación de juego alguna, en que una dimensión actúe de forma aislada a las demás.

Toda acción de juego por parte de un jugador, surge luego  de haber analizado una situación del mismo, y en base a ella tomar una decisión (táctica), que dará lugar a una ejecución (técnica), la cual estará condicionada por el nivel de forma física y el contexto (compañeros, rivales, espacio de juego, etc.); que lo predispondrán psicológicamente de una determinada forma.


La existencia de esta globalidad, no implica necesariamente entrenar siempre con la pelota, o solo jugando; pero si determina que todo diagnóstico, objetivos, diseños de tareas y evaluaciones, deberían derivarse de situaciones propias de esta compleja interacción de elementos.


En los últimos años, se instaló en Argentina, una corriente de preparadores físicos que tienen como “gurú” y máximo exponente, a un entrenador proveniente de la halterofilia. Por dicha razón, se oye comúnmente hablar de RMs, potenciación, fuerza reactiva; terminos que sin dejar de ser importantes, carecen de toda validez si no logran cohesionarse con cuestiones vinculadas a la táctica, la técnica y la motivación de los futbolistas, y las relaciones que entre ellos se dan en el marco de un sistema de juego.


Actualmente están surgiendo algunas tendencias que disfrazan un poco la idea, pero siguen viendo en la preparación fisica, un eslabón más en la sumatoria que dará por resultado el todo. Utilizando el termino “funcional”, parecen dar mayor importancia a la especificidad de las tareas, pero siempre basados en datos surgidos de evaluaciones y juicios propios de los deportes individuales: más fuerte, más rápido, más lejos.

En el fútbol no es así, en el fútbol se debe hablar de fuerza óptima, velocidad óptima (no solo del jugador, sino tambien del juego), resistencia óptima; parámetros que no siempre tienen que ser máximos y cuya optimización incluye altos volúmenes de trabajo en especificidad; y cuando hablo de especificidad, me refiero a situaciones de juego (no solo en relación a la técnica de ejecución), el cual debe ser entendido para poder diseñarlas.


El preparador físico no debe esperar que sea el entrenador el encargado de llevar a cabo el acoplamiento, ya que de esta manera estará aislando su trabajo de la globalidad; entregándolo como un paquete que tiene por fin que los jugadores corran, salten, aceleren, frenen y choquen. Pero el trabajo será incompleto, ya que no logrará dar solución al jugador y fundamentalmente al equipo; sobre cuando y para que acelerar, frenar, correr o saltar. Estas respuestas se encuentran dentro del sistema de juego, que un buen preparador físico debe comprender y en cuyo funcionamiento debe contribuir.

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